Gavias en Guisguey (Fuerteventura)

Gavias en Guisguey (Fuerteventura)
Gavias en Guisguey (Fuerteventura)

NATEROS

Los nateros, también llamados ateros o argamansas, son otros aprovechamientos directos de aguas superficiales, semejantes a las Jessour de Túnez, peculiar de las Islas Canarias.
En la bibliografía existente sobre los nateros canarios, que generalmente han sido abordados de manera conjunta a las gavias, ha tendido a considerarse estos sistemas de cultivo como sistemas de riego, en algún caso de les ha denominado de “riego eventual” o “riego marginal”[1]. Con ellos estaríamos situando estas técnicas como propias del regadío puesto que permiten conseguir cosechas cuando las aportaciones de las precipitaciones no permiten obtenerlas. Permiten aumentar las aportaciones naturales que se reciben de la lluvia y concentrando las aguas de escorrentía.
Aparecen en zonas áridas, donde las precipitaciones apenas permitirían producir cosechas en secano; se ubican en zonas de montaña y en áreas de alta erosión donde la existencia de suelos aptos para el cultivo es escasa.
 Aunque los nateros aparecen en la vertientes de barlovento y sotavento de las islas Canarias. Cuando aparecen en las zonas más húmedas de las Islas están en relación con la ausencia de suelos cultivables. Es en la franja de medianías del sotavento y en las islas de carácter más árido (Fuerteventura y Lanzarote), donde aparecen profusamente. Los nateros los encontramos en aquellas áreas de mayor pendiente y en todas las Islas del Archipiélago, siendo predominantes en Fuerteventura, en el Macizo de Betancuria, Jandía y los cuchillos orientales, donde las pendientes son superiores al 30%
El sistema consiste en cerrar, mediante muros de piedra seca, los barrancos. De esta manera se interceptan las aguas cargadas con sedimentos que descienden por estos cauces. Cuando las aguas quedan remansadas tras los cerramientos depositan los sedimentos que arrastran, de tal forma que se crea un terreno de cultivo, especialmente fértil, por la riqueza en materia orgánica y nutrientes, allí donde antes no existía suelo útil. El cerramiento se irá acrecentando según pasen los años, hasta obtener una parcela con la profundidad de tierra óptima para el crecimiento de los frutales que suelen plantarse en ellos.
El nombre de natero proviene del término portugués “nateiro”. Refleja el hecho de la formación de una “nata” de limos sobre el terreno cuando se produce la inundación por las aguas de escorrentía. En La Gomera se les llama “lameros”, derivado del término “lama”, que significa barrizal o fango.
Es difícil dar una cifra media del tamaño de un natero, ya que sus medidas dependen en gran medida de las condiciones orográficas, edáficas e hidrogeográficas de cada lugar; las dimensiones usuales van desde la decena de metros a no más de 500 m2, siendo lo usual que no superen los 50 m2, en muchos de ellos tan solo cabe un frutal.
Los muros, acordes con las dimensiones de las parcelas que crean, pueden alcanzar alturas considerables, aunque lo usual es que no superen el metro y medio, lo que da una idea del volumen de sedimentos retenidos.
El gran problema para la vida de estos sistemas estriba en las crecidas de caudal producidas después de una lluvia violenta. En algunos casos se han construido muros cuya función es desviar el agua de escorrentía del barranco hacia un lateral, de manera que cuando el natero está consolidado no recibe directamente la arroyada.
En Fuerteventura podemos encontrar nateros con desagües, al igual que parcelas rematadas con un trastón, es decir, con un murete de tierra de 40 cm, semejante al usado en las gavias.



[1] Antonio C. Perdomo Molina/Irene Dupuis “Los Nateros: un sistema de recolección de agua adaptado a las zonas áridas y montañosas de Canarias”.”